Se inicia con los avatares del poder político en la Antigüedad, a los que siguieron los altibajos del poder económico desde la Edad Media al siglo XVIII, detallando en ambos los méritos y los abusos que produjeron, para finalizar analizando tanto el surgimiento y la evolución del individualismo, propio del liberalismo económico, como el despliegue contemporáneo del espíritu comunitario. Según Carles Comas, ambos poderes político y económico nacieron para cumplir con irremplazables funciones sociales de orden y desarrollo, por lo que difícilmente pueden ser eliminados. En cambio destaca las progresivas soluciones de imponer limitaciones institucionales a los mismos, derivadas del arraigo de valores solidarios.