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La gran manzana, donde las siluetas de icónicos edificios se entrelazan con el relumbrón de la ciudad, supone un contraste visual del que Galofré sabrá extraer una atmósfera casi íntima.
Ese diálogo entre abstracción y figuración tan característico de ella se va cociendo lentamente en su imaginación. Trabaja en el estudio durante meses en los apuntes tomados in situ. Deja que esos bocetos evolucionen hasta convertirse en pinturas al óleo de mayor escala. Y nos muestra ahora su maravillosa interpretación. Sorpresa: Nueva York es humano.
Número de artículo: OCNYLI



