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Lluís Porqueras

1930

Porqueras reconoce que empezó sin saber bien lo que era el diseño, dedicación que fue concretando con el tiempo: "El exilio tras la guerra civil se llevó a todas las cabezas pensantes. Entonces los que empezamos a hacer diseño éramos gentes que estábamos buscando desesperadamente los orígenes. Mi generación recuperó los restos de un naufragio. Y cuando los recuperó, empezó a trabajar, sin saber muy bien lo que hacía. Hasta la palabra diseño en cierta manera era muy poco usada, o usada muy estrictamente. Y en cambio, después, la palabra diseño ha perdido totalmente su valor,...

Porqueras reconoce que empezó sin saber bien lo que era el diseño, dedicación que fue concretando con el tiempo: "El exilio tras la guerra civil se llevó a todas las cabezas pensantes. Entonces los que empezamos a hacer diseño éramos gentes que estábamos buscando desesperadamente los orígenes. Mi generación recuperó los restos de un naufragio. Y cuando los recuperó, empezó a trabajar, sin saber muy bien lo que hacía. Hasta la palabra diseño en cierta manera era muy poco usada, o usada muy estrictamente. Y en cambio, después, la palabra diseño ha perdido totalmente su valor, porque ahora es diseño todo".

En 1979 fundó otra empresa, Vapor, con Jaume Vaquero, que producía objetos que iban a contracorriente del diseño High Tech imperante en aquel momento. Se denominaba así a los diseños que aplicaban tecnología avanzada, productos en los que se utilizaba mucho el metal. Vapor en cambio se caracterizaba por lámparas blandas y cálidas, como la lámpara de suspensión Claris, en el catálogo de Mobles114. Otras de sus creaciones son la pilona Finisterre, diseñada junto a Joan Gaspar y editada por Santa & Cole en 1992; la lámpara Chang, de doble pantalla cuyo aire oriental despertó una corriente de inspiraciones; y proyectos como instalaciones para Camper o la participación en Casa Barcelona para la Olimpiada Cultural de Barcelona 92. A este respecto comentaba: "En los años ochenta los gustos oficiales de toda la época de la dictadura seguían impregnando parte de la sociedad, y el diseño se hizo de una manera didáctica para que la gente empezara a aceptar cosas novedosas, en los materiales, en su forma".

"El intento Vapor fue un desastre empresarial -afirma Lluís Porqueras-, pero el hecho de que muchos de sus modelos sigan hoy vigentes demuestra que hacíamos un buen trabajo de diseño. Ahora sé que un diseñador no debe dedicarse a la fabricación". En 1995 Marset adquirió el catálogo de productos de Vapor, muchas de cuyas propuestas siguen produciéndose: "Es como un placer secreto, me llena de satisfacción. Es como una pequeña e íntima vanidad".

Lluís Porqueras trabajó tres años en Targetti como creador de una colección de lámparas llamada Barceluna. Desde 1998, aporta su memoria prodigiosa y su exhaustivo conocimiento de las técnicas de fabricación y de los materiales como asesor en Eva Luz y en el estudio de proyectos que comparte con Cristian Diez, con quien continúa realizando objetos llenos de una magia especial. "Llevo más de cuarenta años empeñado en hacer una lámpara: LA LÁMPARA. Todavía sigo en el intento. Los objetos inanimados tienen una magia especial. Despiertan un cierto erotismo al que lo quiere poseer, y esa es la motivación que le impulsa a comprarlo".